Desde el punto de vista anatómico, los senos, también llamados mamas por la ciencia médica, están compuestos por diferentes tipos de tejidos que responden a los cambios hormonales que ocurren de manera normal a lo largo de toda la vida de la mujer: el glandular, que tiene forma de racimos y es el que funciona produciendo y almacenando leche; el fibroso, que sirve como soporte y el graso, que funciona como una almohadilla.
Además, tiene vasos sanguíneos, nervios y vasos linfáticos. Estos últimos desempeñan un papel de defensa contra infecciones y tumores, ya que drenan las mamas hacia las axilas y por eso hay una estrecha correlación entre la salud de la mama y los ganglios receptores en las axilas. Por esa razón, debe evaluarse con detenimiento las axilas en todo examen de las mamas.
Existen condiciones benignas y malignas que pueden afectar la mama y se sabe que hay factores de riesgo para que una mujer pueda llegar a padecer cáncer de mama, actualmente el cáncer ginecológico más frecuente en República Dominicana:
• Alimentación rica en grasas animales.
• Sobrepeso.
• Mujeres con historia familiar de cáncer de mama tienen mayor riesgo y deben ser controladas con mayor precaución, aunque el hecho de que no se tenga un familiar que haya padecido la enfermedad no excluye la posibilidad de padecerla.
• Es más frecuente en mujeres que hayan iniciado muy jóvenes la menstruación y ésta haya desaparecido tarde.
• Es más común en mujeres sin hijos o que hayan tenido el primero después de los 30 años. Toda mujer debe conocer y aprender a evaluar periódicamente sus mamas para poder reconocer tempranamente cualquier cambio o situación de anormalidad. El autoexamen es una técnica muy simple, no dolorosa, inocua y conveniente.
Se aconseja realizar el autoexamen una semana después de la menstruación y en los casos en los que ya no hay menstruación, en la primera semana de cada mes. Los pasos para un correcto autoexamen de mamas son:
• El primero es hacer una inspección visual. Parada frente a un espejo y desnuda de la cintura para arriba, la mujer examina sus senos; inicialmente, con los brazos caídos, y después con ellos levantados, buscando que no haya deformidades, manchas, bultos, retracciones, o “algo” que no estaba antes.
También hay que exprimir suavemente el pezón de cada mama y comprobar que no hay salida de secreciones.
• Luego, acostada, coloca el brazo del lado de la mama que se va a explorar detrás de la cabeza y se palpa toda la zona con la mano contraria. Se repite la acción en el otro seno. Como se mencionó, es importante palpar las axilas para detectar cualquier bulto. A partir de los 18 años o de las primeras relaciones sexuales, es necesario realizar una revisión ginecológica anual que incluya una valoración completa de las mamas. Una vez cumplidos 35 años todas las mujeres deben hacerse su primera mamografía y, de acuerdo a los hallazgos, se establecerá la frecuencia con la que se repetirá ese estudio.
• Usar sujetador (brassier) en el caso de senos grandes para evitar dolores de espalda y cuando se practiquen deportes.
• Evitar la aplicación de talcos y colonias sobre las mamas: pueden alterar la mamografía y provocar confusión con imágenes patológicas.
• Las duchas o paños de agua fría son excelentes para tonificar el tejido que rodea los senos.
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